Hablar del Pirineo es hablar de montañas, naturaleza, historia… y sí, también de gastronomía. Porque cada pueblo, cada valle y cada comarca de esta región tiene sabores que contar. Ya no se trata solo de comer bien, sino de vivir la comida como parte esencial del viaje. Por eso, hoy os proponemos un recorrido lleno de sabor: actividades de turismo gastronómico cerca del Pirineo que os harán ver (y saborear) el territorio de otra forma.
Actividades de turismo gastronómico en el Pirineo
El Pirineo aragonés y sus alrededores están repletos de pueblos para hacer actividades de turismo gastronómico. Aquí no hablamos de restaurantes con estrellas Michelin (aunque también los hay), sino de pastores que te enseñan cómo hacen el queso, de bodegueros que comparten su vino con orgullo o de abuelas que te invitan a probar su receta de longaniza. Veamos estos pueblos:
Aínsa
En este precioso pueblo medieval del Sobrarbe no solo te espera historia, sino también quesos artesanos elaborados con leche de oveja o cabra. Puedes probarlos en queserías locales como Bal de Broto o Quesos de Saravillo. Además, destacan los embutidos de montaña, el cordero a la pastora y en temporada, platos con setas y trufas.
Te recomendamos: qué ver en Aínsa en un día.
Benasque
Aquí la cocina de alta montaña brilla con fuerza. Prueba la trucha del Ésera, servida al horno o en escabeche, y las carnes de caza como el jabalí estofado. Son típicos los guisos contundentes como el civet, la olla benasquesa o las migas con longaniza. Los postres de repostería casera, como las rosquillas o pastillos de calabaza, cierran cualquier comida con nota.
Graus
Es el templo de la longaniza. La encontrarás en múltiples versiones: curada, fresca, a la brasa o en platos más elaborados. En la feria de la longaniza, en julio, se cocina una gigantesca a la parrilla en plena plaza. También puedes probar callos a la grausina, ternasco asado y dulces tradicionales como la tarta de almendra.
Alquezar
Su cocina combina productos del huerto con carnes a la brasa. Destacan las ensaladas con higos o granadas, el cordero al horno con romero, y platos con setas de la Sierra de Guara. No te vayas sin probar el vino del Somontano ni los bizcochos caseros de los obradores locales.
Hecho
La gastronomía chesa es sencilla, contundente y sabrosa. Son típicas las migas de pastor con uvas o huevo, la ternera de pasto del Valle y los guisos como el caldero de cordero. También destacan los dulces anisados como tortas o rosquillas.
Otros lugares turísticos gastronómicos
Otros pueblos para hacer gastronómico son:
- Ansó. Aquí se celebran jornadas gastronómicas donde puedes disfrutar de tapas elaboradas con productos de la zona: quesos, embutidos, morcilla, chorizo cocido y vino local. El cordero ansotano y las truchas del Veral también son obligatorias si te quedas a comer.
- Jaca. Tiene una amplia oferta de tapas. Prueba el bacalao ajoarriero, el ternasco a la brasa, las setas de temporada y postres como el bizcocho de nueces. En algunos restaurantes puedes encontrar platos que fusionan cocina moderna con tradición altoaragonesa.
- Biescas. Durante la feria de otoño puedes degustar productos locales como la ternera pirenaica, los quesos de leche cruda, el paté de jabalí, y conservas artesanales como mermeladas o frutas al orujo. También destacan las tortas de anís.
- Canfranc. Este pueblo histórico ofrece experiencias ligadas al tren internacional… y a la buena mesa. Puedes comer pato confitado, trucha rellena, o estofados de ciervo, siempre con toques de alta montaña. También hay propuestas más gourmet que reinterpretan recetas tradicionales.
- Sallent de Gállego. Combina cocina de autor y recetas tradicionales. Te recomendamos probar el civet de jabalí, el cordero de Aragón al horno, los platos con queso del Valle de Tena, y postres como la cuajada con miel de montaña.
- Boltaña. Aquí son famosos los dulces tradicionales como las tortas de alma, pastillos o el bizcocho de nueces. También puedes disfrutar de embutidos caseros, carne a la brasa, y platos con nueces, manzanas o castañas, productos típicos del entorno.
- Campo. En la zona de Ribagorza, no te pierdas el cordero al chilindrón, la butifarra blanca, ni los postres con frutas confitadas. Además, hay pequeñas fábricas artesanales de mermeladas y confituras que puedes visitar.
- La Puebla de Castro. Ideal para degustar embutidos caseros, productos al horno de leña y platos de cuchara como las judías con oreja o manitas de cerdo. También destacan sus aceites de oliva virgen extra.
- Cerler. En temporada de esquí, abundan los platos de montaña: sopa de cebolla, guisos de legumbre con costilla, raclettes y fondue en refugios de ambiente alpino. Ideal para comer algo caliente tras una jornada en la nieve.
- Torla-Ordesa. Prueba el cabrito al horno, el cordero en caldereta, las setas de temporada (en revuelto o guisadas), y el pan de hogaza tradicional. En repostería, destacan las magdalenas de nata y los mantecados.
- Fiscal. Aquí manda la cocina casera: guisos de cuchara, estofados de caza, y platos con productos del huerto como las judías verdes con jamón. También hay dulces como las rosquillas de sartén y los mostillos.
- Broto. Puedes comer cordero a la brasa, carnes curadas y platos con trufa negra en invierno. También se elaboran postres con leche de oveja (arroz con leche, flanes) y panes rústicos que aún se hornean a diario.
- Panticosa. En los restaurantes del pueblo encontrarás tapas de montaña con ingredientes locales, como morcilla con pimientos caramelizados, huevos trufados, o ensaladas con frutos secos. El ambiente es muy acogedor.
- Ayerbe. Famoso por su aceite de oliva virgen extra, sus tortas de alma (rellenas de calabaza dulce), el vino de la Denominación de Origen Protegida de la Hoya de Huesca, y su repostería típica. Aquí también puedes degustar cordero guisado con azafrán.
- Loarre. Cerca del castillo, podrás disfrutar de cordero a la pastora, guisos de setas, y productos como el vino local o el aceite de oliva virgen extra. Algunos restaurantes también ofrecen menús temáticos vinculados a la Edad Media. Quizá te interese este post sobre curiosidades del Castillo de Loarre.
¿Qué tipos de turismo gastronómico hay?
Muchas veces se piensa que el turismo gastronómico es simplemente ir a comer a sitios buenos. Pero es mucho más que eso, es descubrir la cultura del territorio a través de sus alimentos, de su forma de producir, de cocinar y de compartir la mesa. Vamos a ver qué tipos de turismo gastronómico puedes encontrar si te acercas al Pirineo:
Rutas gastronómicas
- Ruta del queso de Aragón: desde Radiquero hasta Saravillo, pasando por queserías que aún elaboran con leche cruda y técnicas tradicionales.
- Ruta del vino del Somontano: aunque no está en el corazón del Pirineo, su cercanía a Alquézar y Barbastro permite combinar montaña y copa. Hay catas, maridajes y hasta vendimia participativa.
- Ruta de la trufa negra: en invierno, varios pueblos como Graus o Ayerbe organizan mercados, catas y talleres alrededor de este codiciado producto.
- Ruta de la longaniza: especialmente en Graus, donde este embutido tiene su fiesta grande en julio.
Enoturismo
Aunque no siempre se asocia con el Pirineo, el enoturismo tiene una presencia muy destacada en los pueblos cercanos. Las bodegas del Somontano (Barbastro, Alquézar, Adahuesca, Salas Bajas…) ofrecen visitas guiadas, catas e incluso menús maridados con vistas a la Sierra de Guara.
También en la zona de Ayerbe y Loarre se están desarrollando pequeños proyectos vinícolas con variedades autóctonas y producción ecológica. Es el plan perfecto para quienes buscan lugares turísticos gastronómicos con autenticidad y poca masificación.
No olvides que muchas de estas bodegas permiten combinar la visita con otros planes, como senderismo, fotografía o paseos por pueblos medievales. En resumen: copa en mano, pero con botas de monte.
Otros eventos y experiencias culinarias
Hay otras actividades de turismo gastronómico puntuales que merecen la pena y se celebran a lo largo del año:
- Ferias de productos locales: en pueblos como Biescas, Aínsa o Benabarre, encontrarás mercados estacionales con productores de proximidad.
- Showcookings: algunos restaurantes y asociaciones organizan demostraciones en directo, sobre todo en eventos culturales o semanas temáticas.
- Talleres de cocina tradicional: aprende a hacer tortetas, empanadicos o chiretas de la mano de cocineras locales.
- Cenas maridadas con música en vivo: en bodegas, en antiguas casas señoriales o en entornos naturales.
- Recolección y degustación de setas: en otoño, los valles del Sobrarbe y del Valle de Benasque ofrecen excursiones micológicas con posterior degustación.
¿Listo para organizar tu próxima escapada de turismo gastronómico con cuchara en mano? ¡Hasta la próxima!