Aragón es una tierra privilegiada para los amantes del arte románico, y pocas rutas reúnen tantos templos únicos como la ruta de iglesias del Serrablo, uno de los itinerarios culturales más sorprendentes del Pirineo oscense. Hoy forman un conjunto excepcional por su estilo lombardo y por lo bien integradas que están en el paisaje de montaña. Así que, prepara cámara, calzado cómodo y, sobre todo, deja tiempo para perderte por estos pueblos del Pirineo aragonés.
Ruta de iglesias del Serrablo
La ruta de iglesias del Serrablo es un itinerario cultural que une 14 iglesias románicas repartidas entre la orilla izquierda del río Gállego y sus valles cercanos. Fueron construidas entre los siglos X y XI y se caracterizan por su estilo lombardo, con esbeltos campanarios, arcos ciegos y decoración austera, pero bellísima.
Aquí tienes la lista de las 14 iglesias para que puedas organizar tu ruta de forma lógica, de norte a sur, siguiendo la carretera N-260 y algunos desvíos. Muchas están en pequeñas aldeas o cerca de pueblos donde podrás parar a comer o descansar.
- San Bartolomé de Gavín: una de las más singulares, situada en un paraje precioso junto a un río.
- San Juan de Busa: un icono de la ruta, destaca por su ábside único y su ubicación a los pies de la Peña Oturia.
- San Pedro de Lárrede: considerada la iglesia más representativa del Serrablo. Visita obligada para entender la evolución del arte lombardo.
- San Martín de Oliván: muy sencilla, pero con mucho encanto, en un entorno rural intacto.
- San Juan de Espierre: rodeada de prados y montañas, es una parada mágica.
- San Martín de Ordovés: pequeña, pero con detalles muy interesantes en los ventanales.
- San Miguel de Orús: rodeada de campos, se conserva bien y es fácil de visitar.
- San Andrés de Satué: destaca por su cabecera semicircular y su torre esbelta.
- Santa Eulalia de Susín: Susín es un pueblo casi deshabitado, lo que hace de esta visita algo muy especial.
- San Esteban de Osán: muy bien integrada en el paisaje, a un paso de pueblos encantadores.
- San Julián de Basarán: fue trasladada piedra a piedra para salvarla del pantano de Lanuza. Hoy está junto al Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo, en Sabiñánigo.
- San Bartolomé de Coll: escondida entre montañas, de acceso más difícil pero con un encanto salvaje.
- Santa María de Isún: un ejemplo claro de la arquitectura sencilla y robusta del Serrablo.
- San Pedro de Lárrede (sí, hay dos con nombres similares): este último tramo se puede aprovechar para volver a Sabiñánigo y visitar el museo.
¿Se puede hacer la ruta de Iglesias del Serrablo en coche?
¡Sí! La ruta de iglesias del Serrablo se puede hacer perfectamente en coche. De hecho, es la mejor opción para que unas bien todas las iglesias, ya que muchas se encuentran en pueblos muy pequeños o apartadas en mitad del campo.
Las carreteras son locales y secundarias, pero están en buen estado. Eso sí, algunas iglesias requieren caminar unos minutos desde el aparcamiento. Por eso, lleva calzado cómodo y, si vas en invierno, ten en cuenta que en esta zona puede nevar o helar. Mi consejo es que vayas con el GPS a todos lados para que no te saltes ningún desvío, porque algunas no están del todo bien señalizadas, o por lo menos no de forma muy evidente.
¿Cuántos kilómetros son la ruta de las iglesias?
La ruta de iglesias del Serrablo cubre unos 50 a 60 kilómetros aproximadamente, dependiendo del orden en que las visites y de si decides desviarte para explorar otros pueblos del Alto Gállego.
Lo normal es que empieces desde Sabiñánigo, donde además está el museo que pone en contexto toda la ruta. Desde allí puedes hacer un circuito circular subiendo por la ribera izquierda del río Gállego y bajando por la otra orilla, enlazando los pequeños valles donde se encuentran estas joyas románicas.
¿Por qué se conoce como la ruta de las iglesias?
Esta ruta recibe el nombre de Ruta de Iglesias del Serrablo porque agrupa un conjunto único de iglesias construidas entre los siglos X y XI, que se conservan en un estado excepcional y que comparten un estilo arquitectónico muy particular, el románico lombardo.
Son templos humildes, levantados para atender a pequeñas aldeas ganaderas de montaña. Muchas se ubican en enclaves remotos, rodeadas de prados y bosques, lo que refuerza su belleza. El nombre Serrablo hace referencia a esta comarca histórica del Alto Gállego. Gracias a algunas asociaciones como la de «Amigos de Serrablo», que llevan décadas restaurándolas y divulgando el valor que tienen estas iglesias, aún podemos disfrutar de este patrimonio único.